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Por Eduardo Stupía / 2010

Prólogo de la exposición Abstracción Contaminada. Liliana Fleurquin / Alberto Méndez / Elena Nieves / Jorge Sarsale

Centro Cultural Recoleta, Sala C, Buenos Aires. Del 17 de diciembre de 2010 al 20 de febrero de 2011

 

ABSTRACCIÓN CONTAMINADA. Un ensayo grupal

“Al inicio de la operación alquímica se producía la negritud (nigredo), la muerte iniciática. Conseguir la transmutación a partir de formas gastadas por el tiempo no era posible. Primero había que disiparlas para lograr luego – mediante abluciones – la blancura que sellaba el éxito de la primera parte del opus magnum.” Andrzej Szczeklik, Catarsis, Ed. Acantilado, Barcelona, 2010

 Los artistas que integran esta coincidencia provisoria, lejos de constituirse como grupo de manifiesto, han aceptado encuadrarse al amparo del carácter impuro de la propuesta, entendiéndose “impuro” más como un programa que como una cualidad. ¿En qué residiría esta impureza? Podría pensarse que en esta instancia los cuatro enrarecen deliberadamente los componentes más o menos determinantes de sus poéticas y estilos, para embarcarse en una experiencia de transmutación que quiere encontrar en el negro y en el blanco excluyentes algo de las etapas de negritud y blancura que atravesaban los alquimistas en pos de la materia perfecta. Recrean y replican las ¨maneras de ser¨ de la abstracción, esa categoría muchas veces omnipresente incluso allí donde se la presume ausente, buscando en la heterogeneidad de los recursos, y afirmados en una especie de iconoclasta incomodidad frente a la inevitable influencia de la tradición geométrica, lo que quizás sea una nueva esencia, otra clase de iluminación –bifronte, entre el abandono hedonista y el recato puritano– en un campo de acción superpoblado. Inventan –hay quien preferiría decir ¨descubren¨– y despliegan arbitrarios ingresos de otras resonancias, en las que se cuelan el paisajismo, la ornamentación y la gráfica, por citar sólo algunos ejemplos, y tensan elegantemente la cuerda del equilibrio, la distorsión, el contrapunto y la ruptura, con límites y consignas sumamente estrictos, y a la vez muy productivamente laxos. Su método de trabajo se ve rigurosamente marcado por un movimiento de constante desenfoque y de vuelta a enfocar de los elementos semánticos, para que el campo visual sea más bien un teatro de escamoteo y esquive antes que de revelación; no tanto una escena eficaz sino una suma de síntomas. Desde este peculiar punto de inflexión de sus propias trayectorias, y frente a la particular coyuntura actual de festiva hipervisualidad, ofrecen una obra renuente, endógena, que es más bien hipótesis de diversas formas de contagio, vademécum de códigos incógnitos en íntima contaminación, donde toda fijación o perfección última se halla puesta en duda, suspendida en una sanguínea hibridez de laboratorio, con cada pieza nutrida y criada de manera tal de que sólo pueda respirar con aire viciado.